jueves, febrero 23, 2006

Todos íbamos a ser ingenieros


“Se necesita editor, experiencia en editoriales, buena redacción y capacidad de análisis de textos, buen manejo de las relaciones interpersonales, de preferencia ingeniero comercial o civil industrial, pero que sea ingeniero; no nos sirve un periodista o un licenciado en literatura, porque conocen mucho de producción editorial y poco de números. Así que no se les ocurra postular, recuerden que la cultura es una industria”.

“Se necesita jefe de comunicaciones, con manejo de medios, relaciones con agencias, organización de diario mural, intranet, revista institucional, etc. Abstenerse de postular periodistas, porque a pesar de que sean expertos en el tema, lo que necesitamos como empresa es tener ingenieros y este cargo no es la excepción. Por favor no insistan”.

“Se necesita encargado de comunicación estratégica. No postular periodistas, por favor”.

“Se necesita relacionador público para importante empresa minera. Sólo ingenieros comerciales que al menos sepan expresarse correctamente en público”.

“Diario pobre pero honrado necesita periodistas, el sueldo alcanza para la movilización mensual y tres almuerzos a la semana”.

lunes, febrero 13, 2006

Del amor, el día de los enamorados y la publicidad

Amor, amor, amor. Todo es amor. Y poesía, debo agregar, de contrabando, por si acaso alguien se acuerda de que la poesía tiene mucho amor en su esencia. También tengo que decir que Dios es amor. Lo digo por si las moscas, pues de repente alguien se acerca a El (de pasada aunque sea). Los enamorados tienen amor, del bueno y del otro también, total hay que probar antes de elegir en forma definitiva. Yo estoy profundamente enamorado. Y eso que llevo siete años de matrimonio.

Celebramos el día de los enamorados, es decir, la publicidad liberal nos agobia con ciertos mensajes segmentados y muy bien elaborados. Pero celebramos el día de los enamorados, como sea, conjugando alientos, palabras, miradas, con las manos entrelazadas, dibujando el nombre del ser amado en la entraña más profunda de nuestra alma. Hay amor en el aire y eso se celebra.

Debo confesar que nunca he creído en estos inventos de la publicidad; pero juego igual sabiendo que hago trampa, pues no hace falta este día para recordarme que estoy enamorado y que tengo que manifestarlo de alguna forma.

miércoles, febrero 08, 2006

Descanso veraniego

Mis vacaciones fueron en Chillán. No en la ciudad propiamente tal, sino que en un tranquilo lugar a 25 kilómetros en el camino a las termas. Hace tiempo que no visitaba ese lugar, creo que pasaron nueve o diez años ya desde la última vez; no tenía hijos y estaba soltero.

Ahora fue diferente. Aunque igual recorrí conventos, museos, mercados, pueblitos cercanos, la catedral. Y aproveché de comenzar a enseñarle a nadar a mis hijos. Es el ritual del verano. Tal como lo hicieron conmigo, hoy lo hago con ellos.

Fue diferente porque ahora veraneo con mi familia y vuelvo a aquellos lugares que antes visité de soltero. Es súper entretenido. Es otra forma de contar la historia personal de cada uno y construirla en familia nuevamente.

Pan amasado y leche de vaca todas las mañanas. Melones, sandías y duraznos. Miel. Quesillos. Aerobox. Televisión Satelital (reconozco este pecado). El celular estaba apagado la mayoría del tiempo. Me resistí a buscar un cibercafé. Lo rural fue un bálsamo para todos. El tiempo y las circunstancias nos pasaron por el lado y no nos preocupamos de nada. Estaban buenos los asados y las longanizas.

Descubrí un maravilloso espectáculo con mis hijos, cuando muy temprano nos levantábamos a ver cómo jugaban los conejos fuera de la casa en la que estábamos. Conejos silvestres muy ágiles e histriónicos. Les inventé un cuento a los niños acerca de esos animalitos. Todas las mañanas nos reuníamos para ver a los conejitos.

Todo muy simple; todo muy mágico.

No muere el sueño