miércoles, julio 18, 2007

De directorio y candidatos

Alguien detuvo la música y las sillas no estaban. La Presidenta miró y buscó, pero no había sillas donde sentar a sus invitados y se tuvieron que quedar parados, y luego retirarse si jugar.

Lagos Weber habla de mayorías dinámicas o cambiantes en función de las votaciones. ¡Qué bueno que así sea! Pero que tenga un sentido real de construcción y no sólo gallitos o mañoseos, para decirlo así bien claro.

Las personas propuestas al directorio de Televisión Nacional no tuvieron el apoyo del senado de la república. Buenos o malos, los candidatos no fueron confirmados y el gobierno sufrió un revés político. Así de simple.

Alguien tomó el control de la música y las sillas y queda claro que el gobierno en esta oportunidad no fue quien tuvo el control ni supo jugar. Muchachos, algo está cambiando, nótenlo.

sábado, julio 14, 2007

El amigo de Rojas Giménez y otros olvidados

Dicen que el 12 de julio se celebraron 103 años del natalicio de Pablo. Creo que el apellido es Neruda. Amigo de un poeta muy famoso, Alberto Rojas Jiménez. Sí, así se llama el poeta de aniversario, Pablo Neruda, dicen que fue el inmenso y telúrico padre poético de un interminable corro de poetas. Pablo, el inconmensurable, cósmico, Pablo.

Yo lo conocí porque era amigo de un inmenso poeta que deambula por las noches, entre las calles que ya no existen y entre otras que se niegan a desaparecer. Entre bares agonizantes de tanta angustia. Por allí se le ve pasar a veces, con algunos papeles como pájaros en las manos y una mirada clara y plena aún a pesar de los 107 años que él tendría ahora.

Rojas Jiménez y su amigo, Neftalí o Pablo Neruda, el que escribió Crepusculario. Sí, ahora lo recuerdo mejor. Un joven poeta resignificando el romanticismo y entrando en la materia para hablar desde ella. Sí, por eso que en los Veinte Poemas de Amor, construye su propia amada. Claro ahora me explico tantas cosas. Y tanto que escribió Pablo Neruda (construyendo y destruyendo su propia obra).

Romeo Murga también conocía a Pablo, así como lo conocían Víctor Barberis y Tomás Lago y Rosamel del Valle y tantos otros de los que no se habla.

No muere el sueño