Los pasos perdidos
Carpentier se me viene a la memoria. El tiempo transcurre como si nada por nuestro lado y viajamos al pasado con sólo salirnos de las encementadas calles de nuestro Santiago. Hacia la montaña. Hacia el bosque. Rumbo a nuestra propia historia que late en cada paso que dimos y sobre los cuales volvemos a veces y otras sencillamente borramos de nuestros recuerdos.
Recuerdo el aroma a paltas y chirimoyas. Paltas muy frescas; las chirimoyas no me gustan tanto. Y una acequia y muchas moras. El río Aconcagua gritando fuerte y yo tratando de aprender a nadar. Debo haber tenido casi cinco años. El río gritaba fuerte y las moras tenían buen sabor. El aroma a vegetación y el sonido del agua. Nosotros en el río. El verano.
Recuerdo un tren. Parece que vamos de Quillota a San Felipe y mi tía está en la estación. Mi hermano salta en el vagón y el tren muy viejo. Casi no tiene luces en los vagones. Miel y pan amasado. Conejos. Una cuchara que aún guardo. Esa tía ya no está hace tiempo.
Recuerdo San Felipe. Año 2000. La municipalidad. Juan Cameron, gran poeta, primer lugar; Yo, poeta desconocido, en el segundo lugar del premio municipal de San Felipe. Luego de la ceremonia recorro las calles de San Felipe en busca de esos pasos del niño que algún día fui.
La poesía me hizo volver sobre esos pasos. Año 2006. La poesía. Aún.
Carpentier se me viene a la memoria. El tiempo transcurre como si nada por nuestro lado y viajamos al pasado con sólo salirnos de las encementadas calles de nuestro Santiago. Hacia la montaña. Hacia el bosque. Rumbo a nuestra propia historia que late en cada paso que dimos y sobre los cuales volvemos a veces y otras sencillamente borramos de nuestros recuerdos.
Recuerdo el aroma a paltas y chirimoyas. Paltas muy frescas; las chirimoyas no me gustan tanto. Y una acequia y muchas moras. El río Aconcagua gritando fuerte y yo tratando de aprender a nadar. Debo haber tenido casi cinco años. El río gritaba fuerte y las moras tenían buen sabor. El aroma a vegetación y el sonido del agua. Nosotros en el río. El verano.
Recuerdo un tren. Parece que vamos de Quillota a San Felipe y mi tía está en la estación. Mi hermano salta en el vagón y el tren muy viejo. Casi no tiene luces en los vagones. Miel y pan amasado. Conejos. Una cuchara que aún guardo. Esa tía ya no está hace tiempo.
Recuerdo San Felipe. Año 2000. La municipalidad. Juan Cameron, gran poeta, primer lugar; Yo, poeta desconocido, en el segundo lugar del premio municipal de San Felipe. Luego de la ceremonia recorro las calles de San Felipe en busca de esos pasos del niño que algún día fui.
La poesía me hizo volver sobre esos pasos. Año 2006. La poesía. Aún.
9 comentarios:
Y espero que continuen mucho tiempo más, rondando la puerta de estos lectores adictos...
La poesía parece remecernos, transformarnos en otros de forma impecable y dócil, juega con nosotros en recuerdos, sensaciones e imágenes...
Cuidate mucho
Auf Wiedersehen!
Ojalá la poesía siempre sea retomada, tomada, encontrada, que su suavidad nos envuelva, siempre como ahora lo haces tú en tus palabras.
Mil bikos.
"volver a estudiar venas entrañas y vísceras"
¡Venga Hermano! compartimos recuerdos de paltos y chirimoyas (aunque al contrario tuyo, me fascinan), membrillos arriba de las ramas, la acequia, los gallos y perros, las quintas extensas y ese cielo tan limpio de noche acompasado de "crillones" de grillos.
Y la poesía impregnada en la hoja de los paltos y el cerro La Campana...Quillota y La Cruz, de por allá es mi family materna..
Saludos...y la poesía aún, todavía, siempre...
La nostalgia, tema recurrente de los que buscamos el "tiempo guardado en la botella"; esa nostalgia que para mi tiene otros olores, otro nombre de rio y montañas, pero el mismo sabor de la libertad de la primera edad.
Ernesto,
un saludo, nos leemos.
La poesía siempre es fuente de inspiración en nuestras almas...
y la poesia siempre....
saludos
La evocación es un bicho que nos roe al paso siguiente que damos. Quizás todo es poesía, que no todos vemos. Dichoso tú.
Bellos pasos, ha de repasarse la huella con el pie para descubrir quieres somos...
De Carpentier leí sólo el siglo de las luces y sus aromas aún impregnan todo... como tu evocación.
Saludos!
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