Por culpa del metro
El metro frenó y yo que no me di cuenta no pude afirmarme de nada ni de nadie, así que sentí como mi cabeza se estiraba en una contorsión que seguramente me iba a costar más de una molestia. Llegué a la oficina y no pude siquiera sentarme, así que a la enfermería. Pastillas para el dolor y antiinflamatorios. Le dije a la enfermera si me iba a dar sueño con las pastillas y me dijo que no. Como que fui adivino porque andaba muerto de sueño y más encima tenía que ir a un curso de capacitación. Dolor y sueño. Hambre también porque no alcancé a almorzar. Y todo por culpa del frenazo del metro.
Está cochino el metro y hediondo, falta que aparezcan rayados los carros y ya estamos en otra dimensión. Pucha que me dolía el cuello. Y después me llamó la enfermera y me preguntó si estaba bien, si quería más pastillas. Ya se me había pasado la cuestión del dolor, más o menos, pero no quería ir de nuevo a la enfermería porque me querían mandar a la mutual, pues yo no sabía lo peligroso que podía llegar a ser el efecto latigazo, según ella. Me asustó un poco la enfermera y me volvió el dolor. Casi le pedí más pastillas y con eso me hubiera condenado a ir a la mutual y a ponerme un cuello de ortesis o algo así, no me acuerdo cómo se llama.
Después me sometí a los cuidados de mi mujer y me hizo una friega con un ungüento medio misterioso que mi papá trajo de la selva amazónica. Y pude dormir tranquilo. Y me llamó otra vez la enfermera para hacerme seguimiento y como por brujería me volvía el dolor en el cuello y le volvía a decir que ya no tenía dolor. Por lo menos ya no era tan agudo. Menos mal que luego de otra sesión de masaje con el ungüento misterioso se me pasó el dolor. Y todo por culpa del metro.
El metro frenó y yo que no me di cuenta no pude afirmarme de nada ni de nadie, así que sentí como mi cabeza se estiraba en una contorsión que seguramente me iba a costar más de una molestia. Llegué a la oficina y no pude siquiera sentarme, así que a la enfermería. Pastillas para el dolor y antiinflamatorios. Le dije a la enfermera si me iba a dar sueño con las pastillas y me dijo que no. Como que fui adivino porque andaba muerto de sueño y más encima tenía que ir a un curso de capacitación. Dolor y sueño. Hambre también porque no alcancé a almorzar. Y todo por culpa del frenazo del metro.
Está cochino el metro y hediondo, falta que aparezcan rayados los carros y ya estamos en otra dimensión. Pucha que me dolía el cuello. Y después me llamó la enfermera y me preguntó si estaba bien, si quería más pastillas. Ya se me había pasado la cuestión del dolor, más o menos, pero no quería ir de nuevo a la enfermería porque me querían mandar a la mutual, pues yo no sabía lo peligroso que podía llegar a ser el efecto latigazo, según ella. Me asustó un poco la enfermera y me volvió el dolor. Casi le pedí más pastillas y con eso me hubiera condenado a ir a la mutual y a ponerme un cuello de ortesis o algo así, no me acuerdo cómo se llama.
Después me sometí a los cuidados de mi mujer y me hizo una friega con un ungüento medio misterioso que mi papá trajo de la selva amazónica. Y pude dormir tranquilo. Y me llamó otra vez la enfermera para hacerme seguimiento y como por brujería me volvía el dolor en el cuello y le volvía a decir que ya no tenía dolor. Por lo menos ya no era tan agudo. Menos mal que luego de otra sesión de masaje con el ungüento misterioso se me pasó el dolor. Y todo por culpa del metro.
5 comentarios:
Vaya!
El metro está causando los más numerosos estragos.Va en extremo lleno,con desagradables aromas a cuestas,suciedad por doquier y paralizaciones continuas a causa de este nuevo sistema.Pero no queda más que "se supone"adaptarnos...
Cuidate mucho y espero ya estes mejor
Auf Wiedersehen!
pucha, el metro... y era tan maravilloso...
en fin..
cuál sería el ungüento mágico?...
saluditos
Que te recuperes.
Una lata.
La calidad de vida de los santiaguinos parece , en términos generales,ir de mal en peor...
Ahora le tocó al sr. Metro.
Converge con mi tema del Transantiasco.
Saludos!
efecto latigazo: se origina al ser azotado con la cola de un gato
(sensación-sado-algo-sensacionalista-sí)
metro: la medida exacta de nuestras pretensiones.
aromas, suciedad, calidad de vida: todo el resto de Santiago (saliendo del metro, claro)
unguento: crema o bálsamo para aliviar lamentos (los de Ernesto, principalmente)
* sean optimistas, hay cosas peores que un metro; un kilometro por ejemplo.
saludos
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