Nadie sabe si en las sombras esas voces que esperan ser convocadas clamaran por su inocencia. Si tal vez su decir sombrío tendrá el brillo leve de las hojas que comienzan su existencia en primavera. Nadie observa las miradas que cavilan en secreto entre los pasos de la muchedumbre día tras día, como aguardando aquella vida que les pertenece y que no han tenido.
Nadie ha visto a los elegidos limitar sus obsesiones a un simple barco ebrio o a la exquisita seducción de traficar las ilusiones ajenas, trocándolas en música callada. Allí en esa soledad acodada en las ventanas, detrás de las murallas o bajo los ciruelos florecidos. Nadie más que ellos mismos.
1 comentario:
Hermoso. tú y yo lo sabemos...
se presta a una lectura en más un nivel.
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