miércoles, diciembre 14, 2005

Las vueltas a veces no dejan

Como todo ciudadano inscrito, realicé mi votación en conciencia aquel día 11 de diciembre de 2005. Se me ocurrió ir al mediodía para evitar cualquier fila eventual que según mi experiencia se producía a primera hora en mi mesa. Afortunadamente el local de votación al cual voy está ubicado muy cerca de mi casa de origen, lo que facilita mis actividades cívicas, pues dejo a mis hijos con mi mamá y luego voy a votar.

La fila era larga y más larga la espera bajo el sol. Y más larga todavía sin haber tomado desayuno confiado en que el trámite era corto.

Mi consuelo fue haber votado en conciencia. Aunque ya a esa altura me daba exactamente lo mismo el voto, quería irme a mi casa a darme una ducha.

Luego me dispuse a escuchar las noticias, los boletines uno tras otro anunciaban la segunda vuelta y con ella se me vino de golpe la imagen de la sala abarrotada, una fila extensa y el sol zapateando con fuerza en la cabeza. No podemos seguir votando de esta forma. Hasta cuándo nos obligan a participar de un acto arcaico y más encima oneroso.

Hoy en la mañana escuché conceptos técnicos y económicos que me dieron risa. Un periodista hablaba con Juan Ignacio García de los costos de las votaciones. Y sin siquiera arrugarse contaban los miles de millones de pesos que cuesta el tema, incluso la segunda votación (así se llama), que cuesta el tercio de lo que cuesta la primera votación, alcanza casi a los dos mil millones de pesos.

Qué mundo, qué profundo perejil.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces la conciencia ....lo es todo y a veces parece tan diafana...la vida,la vida en un mano.

Bikos mil ;)

Julio Suárez Anturi dijo...

Los costos de la democracia incluyen subvenciones y votaciones. Creo que concurrir masivamente ahorra el desgaste de una eventual segunda vuelta, donde quiera que ocurra.
Ernesto, que un instante no te haga ver la vida desoladamente.

Alejandro dijo...

Amigo yo estuve ese día tras la vitrina, me tocó ser vocal de mesa y la verdad me impacto esa acción que llamas "cívica" pues señores de edad muy avanzada hicieron la misma fila que tú, y la frase que se repitió en esa mesa (será porque la cantidad de gente mayor) es seguramente mi ultima elección... bueno la lección que aprendí ese día es que no por madrugar antes la apertura de mesa se cierra temprano. La democracia nos devolvió mucho, pero el sistema aún es cruel con nosotros... los votantes y los vocales....

Saludos
Ale

No muere el sueño