domingo, marzo 18, 2007

A propósito del Transantiago

Hasta el momento hemos visto que el Transantiago sirve para varias cosas, como por ejemplo colapsar estaciones del metro, tanto que Blas Tomic, actual jefe máximo de tal entidad, dijo que de seguir así el tren subterráneo tendrá serios problemas. Lo mismo pasa en las calles, llenas de autos y en ciertos sectores llenas de conos. Las horas punta son muy complicadas por estos días. El Transantiago sirve también para que los noticieros tengan la noticia del día, con un muerto, con protestas, mostrando las pillerías chilenas para no pagar y un largo etcétera. Da la impresión a simple vista que el Transantiago sirve para todo menos para justamente aquello que es su esencia misma, es decir, un transporte digno para todos.

No obstante, hay cosas buenas en el Transantiago, tales como menos contaminación acústica y menos posibilidades de tentaciones relacionadas con el dinero. Además, hay a quienes efectivamente les ha significado un cambio positivo inmediato y es probable que cuando madure sea un medio eficiente y eficaz, con lo que nos convertiríamos en ejemplo en nuestro continente. Ojalá que así sea, pues necesitamos creer y comprobar que este cambio ha sido y será para mejorar nuestra calidad de vida, sobre todo pensando en los trabajadores de las poblaciones que tienen que atravesar de punta a punta nuestra atribulada ciudad.

Nos enteramos que el Transantiago sirve para unir en un diálogo a la Presidenta con la oposición –se reunió con Carlos Larraín, de RN, y Hernán Larraín, de la UDI-, en torno a un objetivo común que todos esperamos sea por fin un transporte que dé cuenta de la realidad y no de una virtualidad bosquejada en los computadores. Una señora me dijo, “es que los señores que diseñaron los recorridos ven en sus computadores que las calles son más cortitas, cuando en la realidad son bien largas”. En fin, así ella trataba de encontrar una explicación al hecho de quedarse sin su antiguo recorrido.

Ahí estamos. Con medidas y llamados a la población, informando ya sin Iván Zamorano, quien no tiene la culpa de haber participado de una campaña comunicacional que nació fracasada, que no estaba en sintonía con la realidad de las personas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sí, yo todavía no veo el beneficio del Transantiago, ojalá, como dices tú, lo pueda ver en algún momento.

Saludos,

SDC

No muere el sueño