El trapecista
Lo vi pasar mientras se abría el portón del condominio. Más allá quedó en el suelo. Agotado de tanta mañana equivalente. Ahí quedó, botado boca arriba, soñando consigo mismo. El portero llamó a la ambulancia y lo acompañó aunque descuidara sus funciones de esa mañana, equivalente a otras para él también. Lo miré de cerca, como si eso sirviera para algo. La mañana era equivalente para todos nosotros. Me fui al computador porque tenía pega atrasada. El trapecista de Congreso era el tema de fondo, emanado desde mi oficina, descendiendo como todos los días por las escaleras hasta rozar con la puerta de calle, para devolverse nuevamente a mi oficina que es un trapecio también.
Lo vi pasar mientras se abría el portón del condominio. Más allá quedó en el suelo. Agotado de tanta mañana equivalente. Ahí quedó, botado boca arriba, soñando consigo mismo. El portero llamó a la ambulancia y lo acompañó aunque descuidara sus funciones de esa mañana, equivalente a otras para él también. Lo miré de cerca, como si eso sirviera para algo. La mañana era equivalente para todos nosotros. Me fui al computador porque tenía pega atrasada. El trapecista de Congreso era el tema de fondo, emanado desde mi oficina, descendiendo como todos los días por las escaleras hasta rozar con la puerta de calle, para devolverse nuevamente a mi oficina que es un trapecio también.
14 comentarios:
Bien lo dices, haciendo equilibrio andamos todos, en equivalente movimiento
equivalentes...valemos lo mismo? Parece un sueño loco...
me encanta que nos mantengas en forma con tus "ejercicios" literarios
Un saludote
Bien amigo por estos ensayos de “profesiones no tradicionales”, sin duda en ambos contextualizas mucho más que una mirada al objeto, casi te siento rasguñando sus “auras” , bien Ernesto que la poética se hace de suspiros y exhalaciones. Felicitaciones nuevamente
Alejo
La cuerda de la vida...nos hace volvernos trapecistas y equilibrarnos....segun las circunstancias...
Bikos;)
Ufff, en que inseguro trapecio nos sostenemos, hasta en oportunidades dan locos deseos a dejarlo escapar para caer... ya que, no creo que exista algo mas incierto que la vida misma!...
Me gustó tu blog
Me agrada mucho como tomas el tema del trapecio...parece que todos en algun momento estamos así y a veces ya es algo constante
Auf Wiedersehen!
Yo también tengo un trapecio. Hace tiempo me rompí todos los huesos del alma. Ya estoy más o menos recompuesta.
Gracias por tu texto.
Abrazo orgiástico.
"Y en este hospicio
donde me envió
pillo palomas
con miga y arroz.
Les corto sus alas
con un gran alfiler
espalda emplumada
¡Quiero volver!"
esos versos siempre me produjeron algún miedo a la locura. Quizás me acostumbraban a la idea de que para allá vamos.
Trapecistas en sentido amplio,
buscando el equilibrio que no llega;
nunca llega.
Como la marmita al final del arco iris...
Buen post, saludos.
Visítanos.
Pasé por el frente y entré a saludar
:·)
Yo ando aquí, con el mismo sueño mañanezco de siemrpe, equivalente.
subiéndome, nuevamente.
Abrazos.
Piruetas aéreas sin red ni protección. El piso llama seductor.
Hacer nada en vuelo para romper soledad y tener consejo de conserje invisible a los demás.
Saludos,
Tino RO
Vivimos entre trapecios y cuerdas flojas. No hay redes ni protecciones. Sólo nos es permitido cerrar los ojos y arriesgarnos a vivir
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