La voz oficial siempre será oficial y por lo mismo supone un espacio no oficial. Siempre está el contrario. Traigan azogue para el espejo. Somos nosotros y los otros. O tal vez primero los otros y luego nosotros.
Antes escribir, enviar y recibir una carta era un proceso lento. Había cierto ritual y una rebuscada sensación de luminosidad al redactar cualquier asunto en una esquela. Hoy el e-mail no es más que una sucesión de diálogos, monólogos, exabruptos, jocosas molestias literales que atosigan las bandejas de entrada de nuestros correos. Hay comunicación sin duda. ¿De qué tipo? No importa. Estamos construyendo y destruyendo. Da lo mismo. Traigan azogue.
Sin embargo, no podemos hacernos a un lado y dejar pasar el entusiasmo de la cibernética, de los bits, de las ideas que subyacen en lo digital. Ahí donde se crea el espacio para que los blogs surjan como callampas en el campo húmedo, para que las palabras aparezcan como si nada, pronunciando cualquier cosa, cualquier cosa, cualquier cosa.
Los blogs fundan algo más allá de sí mismos. Es un espacio conquistado y profitado por nosotros que buscamos editar la realidad de otra manera, no al estilo oficial, no encamisados con la agenda setting. Allí los blogs nos tienden una mano y nos dejan que construyamos algo más allá de ellos mismos.
La poesía busca su espacio y se abre camino al andar, como decía Machado, el bueno. Por ahí vamos abriendo nuestra ruta. Traigan azogue.
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