Recuerdo que cuando terminé mi carrera de literatura en la Universidad de Chile debía presentar mi tesis para optar al grado de licenciado. ¿Cuál podría ser el asunto de mi tesis? Esta pregunta consumió largas horas de los días de ese tiempo. Llegué a la conclusión de que no me interesaba ninguno de los seminarios de tesis propuestos por los profesores así que me propuse crear mi propio seminario sobre Alberto Rojas Giménez.
Debo confesar que no sé muy bien cuándo llegué al tema. Fue de golpe. Como si de pronto estuviera allí diciendo "revisa mi poesía". De esta forma, fui a la escuela de literatura y comencé con los formulismos propios del ámbito académico y logré que se aceptara el proyecto. Así fue.
Alberto Rojas Gimenez fue mi tema durante mucho tiempo y el de otras personas también, las que me siguieron en mi obsesión. Creo que aún es mi tema, aunque no desde el punto de vista academicista ni anecdótico, pues hay otras personas que han recopilado textos y narrado historias sobre el personaje. Lo mío es sobre el poeta y su poética. Es sobre las palabras simples del viajero de la tristeza.
Fue el 25 de mayo de 1934. Bajo la lluvia.
1 comentario:
Inolvidable rastreo en páginas amarillas y orillas desgastadas.
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