martes, mayo 24, 2005

La imagen

La vi muchas veces tatuada en las murallas de la ciudad, en las ventanas, en los letreros, en el humo de los vendedores de comida nocturna y trasnochada. La seguí de cerca. La respiré en el tráfago de la madrugada, junto a los cartones mojados y abatidos por el caballo del alba. Aún la siento.

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No muere el sueño