viernes, septiembre 02, 2005

Mi poética del aire

Cada vez que pienso en las cosas que hecho, siempre llegó a lo que aún no hago. Como una aguja hiriente en mis yemas la poesía se pasea por mis manos y yo le hago el quite. Hay muchos poetas muy buenos y de hecho en este espacio he hablado de algunos y lo voy a seguir haciendo. Además voy a seguir escribiendo yo mismo, para ver si sale algo que valga la pena.

El contenido del blog. Eso es lo que me interesa más que la dedicada y extraordinaria muestra gráfica que he visto en la red, en varios blog muy cuidados, donde se nota la sapiencia formal de sus creadores. Además del gran nivel de contenido que exhiben.

De a poco he ido construyendo este discurso. Animado por la posibilidad de poner en escena asuntos de mi particular interés, pero que pueden llegar a ser intersubjetivos, como la poesía. El blog me da esa posibilidad y quiero aprovecharla como cualquiera de los bloggers que están en la red. En este sentido, la poesía puede encontrar en este espacio un canal de difusión. Aunque comunicar poesía es una labor que puede resultar muy frustrante si uno sólo se queda en la admiración de ciertos monolíticos discursos de nuestros monstruos literarios, sea Neruda, Mistral, Huidobro, Parra o Rojas. Es decir, ellos son extraordinarios, no nos causa ninguna controversia decirlo (a pesar de que aún no puedo masticar más de dos versos de Gabriela Mistral), pero hay más.

Hay blogs interesantísimos, que sorprenden en algunos casos por la juventud de sus creadores. Eso es algo que propicia la blogósfera, hay libertad creativa y democratización del soporte que difunde los discursos. La tarea de hacer que esto tenga sentido, depende de quienes vamos poblando de ideas este camino. Por ahí va mi intención, mi poética del aire tiene que ver con una idea de la poesía fundada en el verbo del origen, del verdadero inicio de las cosas, cuando el verbo flotaba sobre las oscuras cavilaciones de quien estaba creando un nuevo mundo.

3 comentarios:

Don Beño dijo...

Ernesto:

Un gusto leer tu último post. No he leído los otros, pero ten por seguro que eventualmente los voy a leer todos. De hecho, me voy a dedicar este rato a seguir leyéndote. Lo que escribes acerca de la poesía me hace recordar mi experiencia diaria, a veces muy intensa y a veces lánguida, de lo que he llegado a considerar la poesía de mi vida. Hablo de mi experiencia creyente. Creo que la posibilidad de abandono a algo mayor está siempre al alcance de la mano para todos. Para ti es la poesía, que se pasea por tu mano y a la que le haces el quite. Para un primo muy amigo es creer que ya estamos en el paraíso y vivir la magia y miseria de ser una encarnación incomprensible en este mundo que hemos tratado de hacer explicable. Para mí, es creer en un Dios que se hizo hombre para explicarse a sí mismo. Todos vivimos nuestra propia poesía. Yo también trato de hacerle el quite a la mía, porque me parece que toda poesía es exigente, y son pocos los valientes que se dejan exigir sin peros, que se hacen servidores de eso que los toma por el centro de sus vidas. También me parece que el que descubre el tesoro de una poesía vive por algo que es mayor que él, algo que supera sus fuerzas. Esto lo dice Neruda de manera insuperable en "Poesía". Tarde o temprano un Misterio viene y nos toca la puerta. Y ojalá le pudiéramos abrir puertas y ventanas, aunque nos cueste la vida.

Un abrazo.

Don Beño.

Pd: puse un link en mi blog para el tuyo.

muebleydecoracion.blogspot.cl dijo...

Gracias, por tu comentario, me gusta escribir, aunque no sepa hacerlo. Soy un artesano que escribe su día, que aporta contra la tala del alerce que cuenta sobre muebles, los muebles son como la poesía son mi creación mi cuento, perdí mi archivos pero cuento de estilos
Y esas cosas, gracias ya nos veremos en este orbita digital que apenas conozco, chao

Indianguman dijo...

Creo que lo que tenemos en las manos es la posibilidad real de articular un discurso basado en las subjetividades de millones, como nunca antes en la historia fue posible.

Te sigo leyendo...

No muere el sueño